Etapa 10. María, Madre de la Iglesia

A los pies de la Virgen

Parece que no hay nadie en la ermita y toda ella está llena, pero mis ojos se fijan en los tuyos, Madre, es como si nadie nos viese. Esa mirada es sólo para mí, Rocío, Madre.

NO HAY QUIEN LA LLEVE, PALOMA

NO HAY QUIEN TE LLEVE 

COMO LOS ALMONTEÑOS, PALOMA  NO HAY QUIEN TE LLEVE

COMO LOS ALMONTEÑOS, PALOMA 

                                                       NO HAY QUIEN TE LLEVE 


La imagen responde en su interior a una talla completa de finales del siglo XIII. Esto equivale a decir que se trata, de aquella primitiva imagen que fuera colocada por Alfonso X “El Sabio” hacia 1280, momento en que se erige la primera Ermita.

A finales del siglo XVI o principios del XVII, la Virgen del Rocío, igual que a otras, se le adaptan ropajes de telas sobre la talla para ser revestida. Los nuevos valores catequéticos inspirados tras el concilio de Trento fomentan una revisión también en el arte sacro. 

Del nombre de Rocinas a Rocío

El título primitivo de la Virgen fue el de Ntra. Sra. de las Rocinas, haciendo alusión al lugar donde comenzó a ser venerada. En 1653 el pueblo de Almonte comienza a llamar a su Virgen con el título de Ntra. Sra. del Rocío, como se establece en el preámbulo de las primitivas Reglas de la Hermandad Matriz de 1758.

El nombre de Rocío se inspira en la liturgia de la Misa de Pentecostés, que en la oración de post-comunión, compara la acción del Espíritu Santo con la fecundidad del Rocío.

Por este motivo, se hace también el traslado de su fiesta del 12 de septiembre, al domingo, Solemnidad de Pentecostés. Y también por ello, se invoca a la Virgen del Rocío, como Blanca Paloma, en alusión al Espíritu Santo en forma de paloma que preside sus andas procesionales. Con estos acontecimientos el pueblo de Almonte quiso significar que la Virgen del Rocío, es la Virgen del Espíritu Santo, la Virgen de Pentecostés.

Adaptado Hermandad Matriz del Rocío


Material para investigar

El Papa Pablo VI, dirigiéndose a los padres conciliares del Vaticano II, declaró que María Santísima es Madre de la Iglesia.

La Virgen María es la Madre de todos los hombres y especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, desde que es Madre de Jesús por la Encarnación. Jesús mismo lo confirmó desde la Cruz antes de morir, dándonos a su Madre por madre nuestra en la persona de San Juan, y el discípulo la acogió como Madre; nosotros hemos de tener la misma actitud que el Discípulo Amado. Por eso, la piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano. Vamos cumpliendo así la profecía de la Virgen, que dijo: "Me llamarán Bienaventurada todas las generaciones" (Lc 1,48).

¿Por qué María es Madre de la Iglesia?

María es Madre de la Iglesia porque, al ser Madre de Cristo, es también madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, que forman con Cristo un solo Cuerpo Místico.

¿Por qué llamamos a María Mediadora y Cooperadora de la Redención?

Llamamos a María Mediadora y Cooperadora de la Redención porque, con su caridad maternal y su colaboración en el Sacrificio de Cristo, participó en nuestra reconciliación, que aplica a los hermanos de su Hijo todavía peregrinos con su constante y amorosa intercesión.

¿Qué culto tributa la Iglesia a la Santísima Virgen?

La Iglesia tributa a la Virgen un culto singular que empezó pronto en la Iglesia y que durará siempre, según las palabras proféticas de María: "Me llamarán bienaventurada todas las generaciones". Ese amor que los fieles tributan a María como Madre, procurando amarla como la ama el Señor Jesús, es lo que conocemos como Piedad Filial.


Investigaciones

Investigación 1. Dogmas marianos

3 puntos. Individual. Haz un trabajo sobre los distintos dogmas Marianos para ello investiga en la siguiente dirección Web: Dogmas Marianos 

Retos

Reto 1. Advocaciones

3 puntos. Haz un trabajo en presentaciones a elegir sobre:

- El Rocío 

- Montemayor

- La Bella 

o alguna Advocación de la Virgen que celebres en tu pueblo.

Insignias San Alberto y Santa Catalina



Atención a la diversidad